domingo, 11 de mayo de 2008

Marilyn en la escalera

Está de moda, una vez más. Se publica un libro sobre sus presuntas relaciones con el psicoanalista de las estrellas de Hollywood, Ralph Greenson, y se subasta, por una pasta, una peliculilla porno en la que se supone que ella es la protagonista. Hablamos, claro, de Marilyn Monroe, de la que un día el gran Eduardo Chamorro escribió en La Voz que era "el cine hecho carne". Truman Capote la clavó en Una adorable criatura, prosa de Música para camaleones. Cuando Marilyn dejaba Los Ángeles para deambular por Nueva York, acostumbraba a alojarse en el Waldorf Astoria, con vistas a Central Park. Cuenta Capote que le fascinaba la puerta giratoria de la entrada ("revolving doors"): porque no sabía si entraba o salía del hotel. La historia tiene un cierto eco a la afición de los gallegos por demorarnos en la escalera, porque no sabemos muy bien si subimos o bajamos. A ver si, después de tanta leyenda, resulta que Marilyn era de Muxía.

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