lunes, 10 de marzo de 2008

Inicios de novela (3): "En busca del tiempo perdido"; y la generación Nocilla

Otro arranque memorable, por supuesto, es el de En busca del tiempo perdido, del maestro Marcel Proust, que en castellano podemos degustar en la prosa del poeta Pedro Salinas (edición en siete tomos de Alianza):

"Mucho tiempo he estado acostándome temprano. A veces, apenas había apagado la bujía, cerrábanse mis ojos tan presto, que ni tiempo tenía para decirme: 'Ya me duermo'. Y media hora después despertábame la idea de que ya era hora de ir a buscar el sueño; quería dejar el libro, que se me figuraba tener aún entre las manos, y apagar de un soplo la luz; durante mi sueño no había cesado de reflexionar sobre lo recién leído, pero era muy particular el tono que tomaban esas reflexiones, porque me parecía que yo pasaba a convertirme en el tema de la obra, en una iglesia, en un cuarteto, en la rivalidad de Francisco I y Carlos V".

La obra de Proust, aunque sea en pequeñas dosis como este fragmento, nos sirve en un día como hoy para curarnos, o al menos aliviarnos, de la saturación de las elecciones, del espanto por la barbarie asesina de ETA y de los absurdos leídos este fin de semana en los suplementos culturales de la prensa madrileña sobre la llamada generación Nocilla. Hay que joderse. Tantos años de lecturas y escrituras para que, al final, cuatro gurús y un panoli decidan bautizarnos con el marchamo de la empalagosa crema de leche, cacao, avellanas y azúcar. La Nocilla habría que untársela en la jeta a esos cuatro críticos para que no nos den más la turra con tanta birria supuestamente moderna o posmoderna. La literatura fragmentaria existe desde hace ya muchos lustros y no hace falta que Vicente Verdú y otros vainas nos vengan ahora a dar lecciones de cómo hay que escribir novelas en el futuro.
Afortunadamente, la literatura también sobrevivirá a la generación Nocilla, como ya sobrevivió a la generación X y otros sambenitos publicitarios.

2 comentarios:

Nacho Mirás Fole dijo...

Hola, Luis. Disculpa que no te haya contestado antes, pero es que lo de la paternidad me tiene el horario muy limitado. Tu blog me parece no bien, sino muy bien. Ya tocaba meterle mano a la literatura huyendo de la pedantería y la sobreactuación. Me gusta el blog, sí señor, procuraré seguirlo. Ah, y puestos a ser de la generación de la Nocilla, yo prefiero la de un sabor sólo; la blanca me provocaba repelús. Un saludo.

Luis Pousa dijo...

gracias, nacho
viva la nocilla de un sabor