Nuestra mirada, aturdida por la sobredosis de imágenes e informaciones con las que nos apedrean a diario, se gira hacia lo minúsculo. Como no podemos abarcar todo aquello que el márketing y sus mercaderes nos quieren vender a toda costa (esa es la clave: a toda costa), decidimos posar la mirada en esas realidades fragmentaras que tal vez sí podamos apresar. Por ejemplo, como no podemos digerir ya novelones de mil páginas, abandonamos los tochos decimonónicos para paladear ficción de distancia corta, eso que ahora llamamos microrrelatos y que, en realidad, ya se cultivaba desde hace varias décadas como sana alternativa a los rígidos renglones de la narración convencional.
Estos cuentos de pequeñas dimensiones, como los haikus, tal vez formen parte de esos géneros mestizos destinados a salvarse de la devastación.
lunes, 31 de marzo de 2008
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