"Mucho tiempo he estado acostándome temprano. A veces, apenas había apagado la bujía, cerrábanse mis ojos tan presto, que ni tiempo tenía para decirme: 'Ya me duermo'
La obra de Proust, aunque sea en pequeñas dosis como este fragmento, nos sirve en un día como hoy para curarnos, o al menos aliviarnos, de la saturación de las elecciones, del espanto por la barbarie asesina de ETA y de los absurdos leídos este fin de semana en los suplementos culturales de la prensa madrileña sobre la llamada generación Nocilla. Hay que joderse. Tantos años de lecturas y escrituras para que, al final, cuatro gurús y un panoli decidan bautizarnos con el marchamo de la empalagosa crema de leche, cacao, avellanas y azúcar. La Nocilla habría que untársela en la jeta a esos cuatro críticos para que no nos den más la turra con tanta birria supuestamente moderna o posmoderna. La literatura fragmentaria existe desde hace ya muchos lustros y no hace falta que Vicente Verdú y otros vainas nos vengan ahora a dar lecciones de cómo hay que escribir novelas en el futuro.
Afortunadamente, la literatura también sobrevivirá a la generación Nocilla, como ya sobrevivió a la generación X y otros sambenitos publicitarios.
2 comentarios:
Hola, Luis. Disculpa que no te haya contestado antes, pero es que lo de la paternidad me tiene el horario muy limitado. Tu blog me parece no bien, sino muy bien. Ya tocaba meterle mano a la literatura huyendo de la pedantería y la sobreactuación. Me gusta el blog, sí señor, procuraré seguirlo. Ah, y puestos a ser de la generación de la Nocilla, yo prefiero la de un sabor sólo; la blanca me provocaba repelús. Un saludo.
gracias, nacho
viva la nocilla de un sabor
Publicar un comentario