Ya sólo el título completo de esta novela es memorable: Viajes prodigiosos por tierras y mares, campañas y aventuras festivas del Barón de Münchhausen, tal como él suele contarlas en su tertulia junto a una botella. Son, en fin, Las aventuras del Münchhausen, en la versión alemana de Gottfried August Bürger, que en España podemos degustar en la preciosa edición de Alianza (traducción y prólogo del gran Miguel Sáenz, que ha mimado con su prosa lo mejor de la literatura alemana, e ilustraciones del personal e intransferible Gustavo Doré).
Aquí va el formidable inicio de los relatos. Una delicia:
"Emprendí mi viaje a Rusia a mediados de invierno, porque supuse con razón que, a fin de cuentas, las heladas y nieves mejorarían los caminos de las regiones septentrionales de Alemania, Polonia, Curlandia y Livonia -los cuales, según la descripción de todos los viajeros, son más deplorables aún que los que conducen al templo de la virtud- sin gastos extraordinarios para los gloriosos y benefactores gobiernos de esos Estados. Viajaba a caballo, lo que, cuando jamelgo y jinete sno buenos, es la forma más cómoda de viajar. Así no se corre el peligro de tener un affaire d'honneur con algún cortés funcionario de correos alemán, ni de verse arrastrado de taberna en taberna por un postillón sediento. Iba vestido sólo ligeramente, lo que encontré bastante molesto a medida que avanzaba hacia el nordeste".
lunes, 14 de abril de 2008
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